ADIÓS A UN MONSTRUO DEL CINE: WES CRAVEN (1939-2015)


Querido Wes:

Aunque ya no te encuentres físicamente entre nosotros, sabemos que no te has ido y que nunca lo harás. Es por ello que te escribo estas breves líneas para decirte que, a pesar de que a lo largo de tu vida...

...tuviste la sangre fría de secuestrar, violar y asesinar a dos pobres chicas perdidas en medio de un bosque...

...asaltaste y destruiste a una familia típicamente norteamericana en medio del desierto...

...aterrorizaste a medio mundo con las pesadillas producidas por un hombre del saco con cuchillas en lugar de dedos...

...construiste una especie de monstruo de Frankenstein femenino de gran belleza pero con unas intenciones ocultas...

...practicaste magia negra, vudú y ritos satánicos que no podían dar ningún buen resultado...

...electrocutaste en la silla eléctrica a un despiadado asesino y después hiciste todo lo posible porque éste volviera de entre los muertos para atormentar a los vivos...

...encerraste en el interior de un oscuro sótano a unas pobres criaturas dominadas por una pareja de sádicos que disfrutaban con el dolor ajeno...

...conseguiste que una simple llamada telefónica nos advirtiera de que el mal nos acechaba y ni en nuestra propia casa podíamos sentirnos seguros...

...e incluso te atreviste a dar de comer carne humana a unos hombres lobo que tú mismo ayudaste a crear, además de otras tantas maldades y locuras. 

Pues bien, a pesar de todas estas terribles fechorías, de todas estas horribles y a todas luces injustificadas atrocidades, de toda esta ristra de perversiones y atentados contra la vida y la dignidad humana, a pesar de todo ello Wes, que sepas que te admiro, te admiramos, te queremos y te echamos de menos todos aquellos degenerados que disfrutamos con tus actos, en definitiva, con tu arte. Tu arte de crear sueños (y pesadillas), de conseguir sentarnos frente a la pantalla y olvidarnos de los verdaderos problemas y horrores de la vida cotidiana y del mundo que nos rodea. Sabemos que sigues aquí, claro que sí. Tu obra nunca morirá, pues mientras haya alguien que te recuerde y sepa disfrutar de tus películas, tú siempre seguirás vivo. Allá donde estés, descansa en paz.

Pablo García del Río, septiembre 2015
 

0 comentarios:

Publicar un comentario