En esta sección tenemos
la participación de Javier Resines, experto divulgador en temas de
criptozoología donde nos habla sobre su proyecto "fenómenos
forteanos", un blog paralelo al de Criptozoología en España y que consiste
en recopilar y divulgar casos que tienen que ver con una fenomenología a veces
paranormal y otras basadas en se vacío científico que ya trató el autor Charles
Fort en su trabajo 'El libro de los condenados'.
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Cuando hablamos de
‘fenómenos forteanos’ tenemos que hablar obviamente del inventor de este
término dentro del mundo del misterio que fue Charles Hoy Fort (1874-1932),
autor que se pasó la friolera de veinticinco largos años investigando en
bibliotecas y consultando casos y archivos donde se contaban una serie de
fenómenos difícilmente explicables en la ciencia de su época. Y fue famoso por
publicar un libro de cabecera para todos los amantes del misterio científico
que se llamó El libro de los condenados
(1920). Con un título llamativo, la gente adquirió ese trabajo pensando que lo
que iban a encontrar era una novela policiaca o de criminología, pero no.
Aquello iba a ser una guía sobre anomalías desgranado en una serie de 28
capítulos que contaba cómo en ciertos lugares se habían producido lluvias de
piedras, de sangre, de ranas, como se habían visto objetos celestes no
identificados (antecesores del fenómeno ovni), estudio de animales con formas
fisiológicas indescriptibles o cómo se habían hallado objetos metálicos dentro
de cortezas de árboles.
Casos distintos y de
diversa índole que guardaba en una caja de zapatos en su casa donde llegó a
acumular más de sesenta mil notas recogidas de todos los casos que investigó y
consultó. De hecho, el título que utilizó para su trabajo está bien pensado
porque él denominó a los “condenados” o a los “malditos” a aquellos que una vez
encontraron huellas de animales extraños, que fueron víctimas de fenómenos
paranormales, que vieron objetos extraños en el cielo o que dieron con especies
inverosímiles. Antes que comenzaran a proliferar los primeros investigadores de
lo extraño y comenzaran a publicar sus libros y artículos a partir de 1947 que
es cuando comenzó a proliferar el término “platillo volante” y más adelante los
“ovnis”, ya hubo uno que se aventuró a hacerlo y de una manera que abrió camino
para toda la fenomenología moderna.
Pero Fort lo trató de
una manera más científica, es decir, se dejó de antiguas leyendas y paradigmas
místicos y se dedicó solamente a tratar aquellos que la ciencia no explicó
realmente. Los fenómenos “físicos anómalos” son los que les interesó de verdad
(nada de fantasmas ni de experiencias espirituales, ya que eso él lo tuvo como
una diversión alternativa). Fort se dio cuenta de que cuando en una determinada
zona empiezan a llover de manera sorprendente miles y miles de ranas, o cuando
en una habitación o en una cocina empezaban a volar los objetos solos y
estrellándose contra las paredes creyó descubrir en estos acontecimientos
existía un patrón de anomalías, un vacío científico quizá relacionado con el
azar o con una correlación siniestra.
Entonces se dedicó a
leer todo lo que pudo, utilizando una investigación libre de prejuicios pero
que fuera oficial, siempre consultando diarios y revistas desde el siglo XIX
hasta el año 1916 y en su manera de tratarlo siempre trató la duda como aquello
que constantemente puso en tela de juicio las creencias y usó el sentido del
humor para darle un toque desenfadado y caricaturesco. No es un libro de ensayo
normal y corriente, ya que tiene su parte de reflexión filosófica que incluyó
ya que él creyó que esos “condenados” eran la clave para aproximarse a la
Verdad. Y que alomejor esos sucesos nos abrirían a una nueva forma de
pensamiento donde se podía abrazar o imposible como lo más sensato y se podían
derribar muchos muros establecidos por la ciencia y el dogma que eran
desconocidos. Es decir, Fort era un adelantado a su tiempo y se atrevió a poner
en tela de juicio nuestras creencias y dogmas a principios del siglo XX con una
serie de ejemplos difíciles de entender que las personas recurrían a los dioses
o a extraños de fuera.
Entonces, muchos creen
que Charles Fort fue el verdadero ideólogo de las “seudociencias” modernas por
sus investigaciones en el mundo de la criptozoología y ufología (que de momento
solo eran incipientes y no tuvo su ‘boom’ hasta bien entrado los 50 con las
numerosas publicaciones que iban a llegar). Pero aquel libro, aquel trabajo
didáctico, llegó a crear una ola de seguidores y de fanáticos que utilizaban
para discutir en las salas de debate y en los espacios universitarios la idea
de que hubiera monstruos como el yeti entre nosotros, sobre si nos visitan
seres extraterrestres del espacio o si en la prehistoria ya se conocían
materiales de la actualidad y por eso tenemos restos prehistóricos que se salen
de nuestro entendimiento. De hecho, aquel fenómeno fan pudo crear la revista Fortean Times, de tirada mensual y de
origen británico que tuvo su comienzo a principios de los 90 y hoy en día se
sigue realizando ya con su web digital.
Eso sí, Charles Fort
nunca se reconoció un buscados de rarezas, sino alguien que trató de
explicarlas. Inspiró a H. P. Lovecraft a darle más sentido a sus mundos
horribles de la literatura y otros genios de la literatura como Arthur C.
Clarke utilizó algunos de aquellos “casos condenados” para plasmarlos en su
ciencia ficción con sentido filosófico como quiso transmitir Fort. Incluso fue
el inspirador para otra obra maestra del ensayo sobre ciencia y misterio como
fue El retorno de los brujos, de
Louis Pauwels y Jacques Bergier.
El divulgador y criptozoólogo JAVIER RESINES desvela casos que tienen que ver con este tipo de fenómenos en su blog https://espanaforteana.blogspot.com/
¡No os perdáis su entrevista!
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