Tras el enorme éxito que ha tenido la miniserie de Netflix, ‘Gambito de Dama’, se ha vuelto a revitalizar el uso del tablero de ajedrez como una práctica sana y difícil de dominar, ya que es un juego de mente muy privilegiada pero eficaz ya que sigue siendo un misterio la jugabilidad siendo uno de los juegos con enorme cantidad de combinaciones y además de origen milenario. El personaje de Beth Harmon en la serie ha avivado esa capacidad de superación que te da este juego (considerado deporte además) y también de reivindicar la figura femenina dentro de este juego, que las hay, ya que aunque el personaje sea ficticio existe en la actualidad una mujer llamada Judith Polgar (retirada de la competición oficial desde 2014) que es una de las mejores jugadoras femeninas de la historia al más puro estilo de Bobby Fischer, e incluso superándolo cuando se proclamó “gran maestro” con tan solo 15 años.
Esta
mujer ha llegado a confesar que su historia es mejor que la del personaje de la
serie*, y cuando consultas su vida te das cuenta que ha sido un verdadero
prodigio del juego ganando al mítico Garry Kasparov en el año 2003 cuando éste
era el número uno del mundo. Y no solo a él, sino que venció a otros muchos
campeones como: Magnus Carlsen, Anatoly Karpov, Vladimir Kramnik, Vasily
Smyslov, Veselin Topalov, Viswanathan Anand (el líder del club al cual entró),
entre otros. En una entrevista que le realizó el diario ABC y publicado con
fecha reciente (20 noviembre) llegó a decir:
«Prefiero ver a tres mujeres entre los diez mejores que a una campeona, porque implicaría que tienen la misma mentalidad que los hombres». // Fuente: abc.es
Se
cuenta que la primera mención conocida hacia el ajedrez como un juego
misterioso se dio en un poema épico del libro persa Shahnameh (“Libro de
los reyes”). Sí se sabe que el ajedrez tiene su origen en un juego llamado el chaturanga,
cuyo nombre significa “cuatro divisiones” en referencia a las cuatro piezas que
simbolizan las unidades del ejército indio.
Fuente: chess.com
El chaturanga, antecesor del ajedrez, se jugaba con
cinco tipos de piezas: un rey, un elefante, un caballero y un carro en la fila
trasera, y cuatro infantes en la fila delantera. Existían dos variantes del
juego, una para cuatro jugadores y una para dos; en esta última, cada jugador
contaba con un rey, un general, ocho infantes, dos elefantes, dos caballos y
dos carros, siguiendo el esquema actual del ajedrez.
Fuente: https://historia.nationalgeographic.com.es/a/historia-ajedrez-juego-milenario_15981
Se
cuenta que en la actualidad existen más de doscientos tipos de piezas de
ajedrez, piezas que reflejan la tradición militar de cada lugar pero sí queda
claro que es todo lo contrario a los juegos de azar como los dados y que la
victoria depende únicamente de la caza de un rey, el modo real e histórico de
conquista de un territorio como ha ocurrido siempre en la historia del hombre.
A mediados de la Edad Media, el ajedrez consiguió convertirse en un pasatiempo
nacional gracias a su expansión con La Ruta de la Seda llegando a Europa y Asia
y la enorme afición que había en los imperios musulmanes. De hecho, del persa
procede la expresión más conocida para terminar una partida, la expresión “shah
mat” (“el rey está acabado”), también conocido como checkmate en
inglés o jaque mate, en español.
Las eternas batallas al ajedrez entre Bobby Fischer y Boris Spassky. // Fuente: chess.com |
Consiste en la máxima expresión del arte de la guerra, la lucha de la inteligencia, de ahí que en aquellas partidas míticas entre Bobby Fischer y Boris Spassky a comienzos de los años 70 se tomaran como otro capítulo más dentro de la Guerra Fría que ya estaban sosteniendo Estados Unidos y la Unión Soviética.
Maelzel,
el autómata que ganó al ajedrez a Napoleón
Fuente: pinterest |
Fue Edgar Allan Poe el primero que escribió un artículo sobre una prodigiosa máquina denominándola como 'El jugador de ajedrez de Maelzel' (1836), y es que en plena revolución industrial como se estaba en su tiempo las máquinas arcaicas comenzaban a revolucionar las sociedades de aquel mundo que comenzaba a avanzar a un ritmo trepidante y hubo una especie de jugador al ajedrez sin intervención humana que no solo fascinó al genio de los relatos cortos de terror gótico, sino incluso a aristócratas, generales o emperatrices.
Aquella
máquina se hacía llamar ‘El Turco’ y maravilló tanto al escritor norteamericano
que con aquel artículo escrito fue de los primeros en aventurarse a reflexionar
sobre la inteligencia artificial en el sentido de cómo una máquina que no
estaba manejada por nadie desde dentro ni desde fuera pudiera realizar esas
jugadas de cálculo de un juego tan difícil mentalmente como es el ajedrez, o
también destacó los fallos que tenía demostrando que aquel artilugio carecía de
‘humanidad’. Pero la cuestión era que aquel cacharro jugaba bien, y eso fascinó
tanto que se convirtió en uno de los primeros misterios de la incipiente
tecnología del siglo XIX con explicación real unos años después.
Fue en la primavera de 1770 cuando la emperatriz María Teresa recibió en su palacio de Schönbrunn, en Viena, a Wolfgang von Kempelen y a su famoso autómata que jugaba al ajedrez y se había dado a conocer aquel mismo año. Una historia que el historiador británico Martin Randy ha dado conocer en su libro En 'Los Habsburgo: soberanos del mundo' (Taurus) y ahí cuenta cómo el Turco mostraba bajo sus ropajes aquellos engranajes y mecanismos que mostraban que verdaderamente era una máquina pero luego con qué facilidad hacia jaque mate a sus adversarios con una mirada siempre puesta en el tablero y con una pipa de fumar como accesorio que siempre se llevaba a la boca con cada movimiento. Aquel ajedrecista mecánico de Kempelen (su primer dueño) mostraba aquel aspecto exótico como procedente de Oriente con aquel turbante y ropajes que pertenecían al reconocido imperio turco que ya estaba en decadencia pero cuya cultura comenzó a verse reflejada en algunos lugares de Centroeuropa.
Benjamin Franklin fue uno de tantos que sucumbió en una partida de tú a tú contra la máquina, pero fue el caso de Napoleón Bonaparte el más curioso ya que éste (utilizando una estrategia poco ortodoxa pero demostrando a la misma vez que era un estratega) realiza un movimiento ilegal aposta para engañar a la máquina y el Turco se dio cuenta y de repente tiró todas las piezas del tablero para demostrarle de alguna manera con rabia que aquello no se hacía, y acabó ganando al emperador francés. Su primer dueño reconocido, Kempelen, muere en el año 1894 y pasa a manos de Johann Maelzel, quien cargado de deudas descubre su ‘gallina de los huevos de oro’ para hacer una serie de giras mundiales como si fuera una atracción mundial para ganar dinero y a la misma vez aterrar a la gente con esas jugadas y victorias que conseguía casi de manera sobrenatural para la opinión pública que desconocía este nuevo tipo de herramienta.
Fuente: ztfnews.wordpress.com |
Al
final, se acabó descubriendo que un maestro de ajedrez alemán llamado William
Schlumberger era el que manejaba al autómata desde dentro de la caja, y esto
no solo se dio cuenta el mismo Poe sino que usando las pesquisas detectivescas
algunos se dieron cuenta que el mencionado maestro de ajedrez era siempre el
que desempaquetaba y empaquetaba a la máquina, que se demostraba siempre antes
de iniciar la partida que nadie lo manejaba desde dentro, pero el hecho de que
ese señor desapareciera durante las partidas ya resultaba muy sospechoso. Pero
fue con una publicación en el diario ‘La Gaceta de Baltimore’ donde se informó
que dos jóvenes vieron salir a aquel jugador alemán saliendo de la máquina.
Misterio resuelto, un engaño propio de una técnica ilusionista que no todo el
mundo veía en el momento. Triste iba a ser que el final de el Turco iba
a acabar entre las llamas que asolaron el Museo Peale de Baltimore donde acabó
arrinconado ya que su don para el espectáculo se acabó debido a que el truco se
descubrió y en 1854 quedó reducido a cenizas durante el gran incendio que asoló
a la ciudad de Filadelfia.
Fuente: ztfnews.wordpress.com |
Aquel
engaño duró más o menos un siglo con más de quince jugadores de ajedrez
metiéndose dentro de la estructura mecánica y en poquitos metros cuadrados de
caja sobrevivir durante un buen rato aguantándose necesidades fisiológicas y
hasta estornudos y toses que los hubieran delatado de forma muy rápida. Pero
desde ese habitáculo manejaban todos los movimientos del muñeco: brazos, ojos,…
todo a través de una jugada maestra entre el ingenio del ajedrez y el ingenio
de la tecnología incipiente.
Las IA comienzan a dominar el juego por encima de los seres humanos
La inteligencia artificial desarrollada por Google, llamada AlphaZero, consiguió dominar el conocimiento ajedrecístico de la humanidad en solo unas cuatro horas con numerosas victorias sobre un campeón del mundo como Stockfish hace más de cuatro años. Ya hubo un precedente curioso en 1997 cuando un programa llamado Deep Blue ganó a Kasparov un juego, cierto es que el jugador humano acabó ganando el torneo pero con ese precedente ya se demostró que una máquina podía ganar perfectamente a un ser humano campeón.
Humano
y máquina tuvieron una serie de 100 juegos y en todos ellos AlphaZero
ganó 28 y el resto quedaron en tablas, con ninguna victoria por parte del
humano campeón del mundo, Stockfish. Y todo gracias a un algoritmo que
como bien dijo en su momento el investigador de ajedrez David Kramaley:
Fuente: historyofdatascience.com
“Sin duda, revolucionará el juego, pero piensa en cómo
podría aplicarse fuera del ajedrez. Este algoritmo podría ejecutar ciudades,
continentes y universos”.
El
laboratorio DeepMind de Google desarrolló esta IA como una versión
modificada y más genérica de la anterior, AlphaGo Zero, que se
especializó en jugar al juego de mesa chino llamado Go. En definitiva,
una red neuronal artificial que ha conseguido superar a varios campeones
humanos y que ha sido refinado durante años por DeepMind que como lo
definió un científico del MIT (Instituto Tecnológico de Massachussets), Nick
Hynes:
«Es como una civilización alienígena inventando sus
propias matemáticas. Lo que estamos viendo aquí es un modelo libre de prejuicios
y presuposiciones humanas. Puede aprender lo que considere óptimo, lo que de
hecho puede ser más matizado que nuestras propias concepciones de lo mismo».
ENLACES:
https://www.espaciomisterio.com/civilizaciones-perdidas/el-ajedrez-y-sus-simbolos_33241
https://www.cyberprimo.com/2012/01/los-secretos-ocultos-del-ajedrez.html?m=1
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