LOS FUEGOS MÁGICOS DE NAVIDAD EN EXTREMADURA

Es de vital importancia la presencia del fuego en la vida del ser humano, con la capacidad de iluminarnos, calentarnos, pero también de destruirnos. Pero, su connotación mágica y a veces purificadora ha estado presente en todas las culturas y en ciertas fechas señaladas es anunciado como anunciador de una nueva etapa qué comienza. Por ejemplo, con la entrada de los solsticios de verano e invierno. Hay que recordar que esto se produce porque la distancia angular entre el plano de la órbita que describe la Tierra alrededor del sol y el plano del ecuador terrestre es máxima.




Al igual que en la veintena de junio en muchos lugares se realizan grandes fogatas para traer el solsticio de verano, también en la veintena de diciembre se hace en este caso para anunciar el solsticio de invierno. Y en este último caso todavía el acto posee una gran tradición en Extremadura conocido con los nombres de jogarás, gamonas o tuero.

La mayoría de ellas se prenden la noche del 24 y se mantienen durante el 25 de diciembre, Día de Navidad. Por ejemplo en el caso de las gamonas (que es el nombre que se le da a las varas secas) se realiza un gran fuego rodeado de pequeñas hogueras en la calle principal del pueblo y ahí se mantiene hasta que se acaba extendiendo por sí solo. Es lo que se llaman los fuegos mágicos de la Navidad y que alrededor de ellos se canta, se baila o simplemente se reúnen los vecinos y vecinas de los pueblos con sus familias y pasan en concordia estas noches frías y llenas de ilusiones y paz.

Israel J. Espino, periodista y cronista extremeña de las leyendas y costumbres de nuestra región publicó en el pasado año un artículo en su blog Extremadura Secreta del Diario HOY (también autora del libro “50 Lugares Mágicos de Extremadura”, Ed. Cydonia) nos cuenta cómo todavía estas costumbres se mantienen. Israel me cuenta que las jogarás son unos grandes fuegos que todavía se realizan sobre todo en algunas alquerías de Las Hurdes y que se utilizaban como hogueras para calentar a los antepasados, como una forma de homenaje a los fallecidos en el último año representados con cada rama seca con el que se alimentaba ese fuego, alrededor de esa hoguera se bailaba, se comía y se jugaba. Las cenizas de estas hogueras eran guardadas como parte de ese ritual mágico, purificador y hasta fertilizador.

Fuente: blogs.hoy.es


En ese artículo de Israel nos cuenta cómo algunas localidad mantienen intactas esta serie de reuniones alrededor del fuego como antiguo ritual: Tamurejo, Aldeacentenera, Sierra de Fuentes,  Herrera de Alcántara, Cedillo, Albalá, Herrera del Duque, Villanueva del Fresno, Cheles, Alconchel, Peloche, Fuenlabrada de los Montes, Helechosa, Valdecaballeros… y seguro que alguna más.
Así que estos fuegos son utilizados como antorchas mágicas, principalmente utilizando leña seca que se encuentra en el bosque o en los alrededores. Por ejemplo Israel J. Espino no explica que los tueros, fuegos que se realizan con la madera de una encina (el árbol mágico de Extremadura), madera que era recogida por los quintos que arrancaban las encinas en otoño. Estas hogueras son prendidas la tarde Nochebuena para dar comienzo a la Navidad.

Y a nivel doméstico, Israel J. Espino nos cuenta cómo se encendía el "leño de Navidad" que era con el que se cocinaba la cena de esa noche tan importante. Después de la Misa del Gallo, se apagaban y ese leño se guardaba como elemento de sanación. Los "tizones" de ese leño se echaban a los sembrados para que hubiera una buena cosecha. Es una costumbre bastante peculiar en toda Europa, pero es verdad que son los pequeños pueblos y regiones con gran tradición oral y costumbres naturales y mágicas las que guardan estos elementos poco conocidos en estas fechas tan señaladas.

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