PROGRAMA 4X18 - EL MITO ZOMBIE

EL MITO ZOMBI. Toda la fenomenología zombi que tenemos en el cine actualmente y en la literatura tuvo un origen procedente de Haití. Influenciado por la magia negra y el vudú, contamos cómo eran esas prácticas de "control" en las que se esclavizaba de alguna forma como una especie de castigo y que después de eso llegaría la obsesión de convertir a ese mito en un monstruo de nosotros mismos que es el que transmite el virus. Análisis extenso sobre todo lo que tiene que ver con la fenomenología del zombie.

AVISTAMIENTOS EN MONTSERRAT. Recordamos los famosos avistamientos en Montserrat de 2011 con un testigo directo de encuentros con ovnis en la famosa montaña mágica, ¿qué tiene este lugar que haga que se hayan visto tantas luminarias y objetos voladores tan misteriosos?

NOTICIAS: Se descubre en Badalona restos de su antiguo origen romano; Las abejas también tienen su control de aduanas; Dos científicos chinos creen que en el centro de nuestra galaxia hay un túnel del tiempo.

LA OTRA CARA DEL CINE: "La Resistencia de los Muertos, George A. Romero (2008)". Terminamos con la mítica saga de los muertos vivientes con uno de sus grandes creadores e impulsores del fenómeno de los zombies, quizás esta puede haber sido la película más floja de su saga pero también tiene su análisis fílmico.

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La influencia del cine tiene mucho que ver con el origen Zombi, principalmente porque la asociación que hacemos al tema se la debemos al muerto viviente, primero con George A. Romero y después con numerosas películas, cómics y videojuegos. Pero el origen está prácticamente en el vudú, pero no más lejos de la realidad de lo que nos han vendido. Aún así, este tema es parte de la cultura popular y no vamos a negar que como disfraz sigue funcionando, para el género de terror está muy de moda y ha dejado también bandas sonoras muy escuchadas como destacamos arriba.

Todo viene del culto y la práctica del vudú, en zonas como Haití quizás como una de las cunas pero hay muchos lugares también del África más profunda por ejemplo donde esos remedios mágicos convierten al sujeto en un esclavo, donde para ello ha tenido que “dormirlo” profundamente a nivel sensorial para así tener una especie de autómata con consciencia todavía, pero que no sienta, que haga lo que se le indica pero que en cualquier momento ese letargo vaya dilatándose y se produzca el brote psicótico en el que sólo quiera atacar y hacer daño a sus semejantes, porque ya ha perdido el uso de razón y de la empatía, sólo ataca para sobrevivir, por instinto. Ese es el lenguaje que posteriormente se ha aplicado en la literatura ya con la introducción del “muerto viviente”, de hecho aquellas primeras historias de terror con zombies empezaban basándose en el experimento de laboratorio, en intentar imitar o plasmar aquellos rituales indígenas, y entonces se producía el fallo, el experimento sobrepasaba los conocimientos de los científicos y el muerto resucitaba con un hambre voraz que mataba a todo lo que se movía. Ya no había voluntad, ya no había posibilidad de recuperar su mentalidad previa a ese profundo letargo o muerte de la personalidad (podría ser ese el concepto claro del proceso zombi) y como todo en la vida, la rabia se extendía y ya sea a través de un virus o de una plaga, ya no sólo había un “muerto viviente”, sino había cientos, luego miles, hasta pasar a millones. Y así es como se plasma en la literatura y en el cine el mito del Zombie que arrasa con lo que fue su propia humanidad.

En regiones del continente africano más propensas a la magia negra como Níger o el Congo adoraban a un tipo de serpiente divina con el nombre de Damballa, y en los ritos de vudú se menciona mucho, de ahí surge el término kikongo nzambi, que para ellos significaba DIOS. Obviamente el fenómeno zombi tal y como lo vemos ahora en el cine está muy lejos de esa creencia, porque todos los investigadores que pisaban tierras de las islas caribeñas para descubrir esos zombis eran personas que en verdad eran sometidas a drogas psicoactivas (muchas de ellas mezclas de distintas especies de plantas y toxinas) que dejaban secuelas mentales en los sujetos con los que se experimentaba, pero nada más lejos de la realidad de que en verdad estuviesen verdaderamente muertos. No hay muchos casos que destacar de esta índole más que los estudios del etnobotánico Wade Davis. Con dos libros -The Serpent and the Rainbow (1985) y Passage of Darkness: The Ethnobiology of the Haitian Zombie (1988)— (publicados además en plena ebullición del fenómeno zombie en el cine ya con George A. Romero consolidado como el padre del género y otras películas que mostrarían a los muertos vivientes como el nuevo terror de las películas de serie B y superproducciones también), pero Davis estudia esas sustancias utilizadas en el proceso de zombificación cuando llega a Haití en los años ochenta.  Descubre el polvo zombi: una mezcla de dos sustancias, la primera la denominó coup de poudre (“golpe de polvo” sería su traducción) cuyo ingrediente principal es la tetrodotoxina (TTX en sus siglas), que es principalmente el veneno que emite el pez globo en sus pinchos para evitar a sus depredadores, un pez que habita principalmente el Mar de Japón y del Caribe y que es una de las toxinas más potentes según se ha dicho porque es capaz principalmente de crear un estado de muerte aparente en una dosis de 1 mg. La segunda sustancia sería un psicoactivo tipo estramonio o datura que es comúnmente conocido en la zona como “pepino zombi” precisamente por su forma cilíndrica y rodeada de pinchos, aunque también se extrae de una flor blanca alargada (hubo mucha polémica con el estramonio en Badajoz hace unos años con un chico que la ingirió y estuvo en coma un tiempo). Y esos efectos durarían algunas horas hasta que ese estado se iría disipando poco a poco o dicen que con la ingestión de la sal común se despertaba de ese profundo letargo en el que se podían ejercer movimientos físicos pero sin habilidad mental, prácticamente un autómata. De esto se sabe lo que dejó escrito el propio Wade Davis, pero evidencias científicas (como ocurre con otras muchas prácticas indígenas) no existen evidencias probadas en laboratorios, pero esto puede servir como origen de un mito que fue exagerado y cambiado radicalmente hasta llegar a lo que ahora entendemos como El Zombie. Pero todo este ritual se hacía como un castigo al esclavo, o al delincuente, que acabaría por convertirse en una contradicción para las nuevas modas americanas que lo veían como el caldo de cultivo perfecto para sacar nuestro propio monstruo interno.


Haití está relacionado con el origen de los "zombis", por su práctica de la magia negra y del vudú.
De hecho, la película de 1932 White Zombie se puede considerar la primera obra del celuloide en tratar el mito pero más desde ese punto de vista del folklore haitiano. Y desde ese entonces ya tiene esa fama, no sólo de un lugar paradisiaco excepcional sino de ser la cuna del envenenamiento que justamente en el año 1864 se aprobó un Código Penal por el mismo Gobierno de Haití para impedir esa práctica del letargo prolongado.

Código 246 del Código Penal de Haití, donde se castiga la práctica de la "zombificación" o "letargo prolongado".

Los dos primeros casos de los que se tiene constancia como principales testigos de pasar por un proceso de zombificación son el de Felicia Felix-Mentor, supuestamente fallecida en 1907 y ‘reaparecida’ en 1936; aunque hubo muchas dudas de si fue la misma persona o no por eso todavía este caso se coge aún con pinzas. Y el segundo pues ya lo he mencionado al principio, el de Clairvius Narcisse, documentado por Wade Davis y que fue encontrado supuestamente (aunque aquí parece que no hay tantas dudas como en el de Felicia) en 1980 vagando cerca de su pueblo natal después que dos médicos certificaran su muerte en 1962. Pues la teoría que más se acerca a la explicación de estos rituales era precisamente el castigo, era como una forma de castigar al que cometía un delito, a quien nos respetaba las leyes de la comunidad entonces se le hacía pasar por esa “zombificación” como una forma de condenarlo a trabajos forzados en las cosechas o en el campo y así no rechistaría ni huiría. 

Clairvius Narcisse está considerado "El Zombi de Haití", caso documentado por el etnobotánico Wade Davis.

La respuesta de si alguna vez han existido zombis reales sigue abierta, hay muy pocos casos (y los que existen que son los anteriormente comentados se cuentan casi pasando de puntillas por ellos), pero es que tampoco verdaderas evidencias de que ese “automatismo” infligido a esos esclavos o castigados hayan existido de verdad más que contados en la tradición oral (que debe ser aterrador haber descubierto en su día a un montón de personas trabajando de manera casi inconsciente en una cosecha bajo los efectos de esa toxina semi-mortal) pero aquí de lo que estamos tratando es de la desvinculación del zombi fílmico de esa primera definición que proviene de las selvas de Haití. Es a partir de esa primera película de White Zombie cuando con el vudú se especulaba que se podía fallecer al muerto para volverlo de nuevo a la vida ya no siendo la misma persona, sino un monstruo, y ahí es cuando se crea la figura del muerto viviente que luego con George A. Romero se iba a convertir en el monstruo ideal para crear un nuevo género que como le pasó a Drácula, o a Frankenstein o a la Momia, se usaba la transformación de la personalidad humana a algo terrorífico y que podía acabar con el sistema de existencia humana. El terror nacía de nosotros mismos, nosotros mismos podíamos devorarnos y poner en jaque nuestras creencias y nuestra existencia y esos valores siguen siendo las premisas de todo lo que vino después.


"White Zombie", película de 1932 que trataba por primera vez el género pero más apegado a su verdadero origen y relación con el vudú.

Porque en 1968 llegaba esa primera entrega de la saga Romero y como hemos venido analizando en la sección “La Otra Cara del Cine” a través de las últimas entregas, Romero convertía aquel mito vudú en un ser que llevaba al apocalipsis al ser humano, pero además lo recreó como una crítica al sistema, al consumismo principalmente, como lo demuestra esa segunda película que se centraba prácticamente en un centro comercial. Y desde esa primera película, ya todos saben cómo se extendió el mito. Aquí tenéis un interesantísimo reportaje que cuenta esa evolución:





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