PROGRAMA 5X20 - NOS ADENTRAMOS EN LA CAVERNA

LAS CUEVAS Y SUS MISTERIOS. Las cuevas siempre han sido lugares iniciáticos para nuestros ancestros, pero también han sido lugares de ceremonia y donde se plasmaron los primeros vestigios del arte primitivo. Todas las teorías del nacimiento de la inteligencia humana, el vínculo con el ser de Neandertal, o el significado de las pinturas rupestres se encuentran en el libro escrito por Juan Gómez donde en diversos capítulos cuenta tanto trabajos científicos como las diversas hipótesis acerca de ese arte tan milenario que todavía nos desconcierta. Aventuráos con nosotros en busca de las posibles explicaciones y otras cavernas con grandes enigmas.

NOTICIAS: Tras la victoria de Putin en las elecciones rusas, su siguiente objetivo es que su país sea el primero en llegar a Marte; Desmantelada secta peligrosa en Italia; Nuevos descubrimientos sobre la llegada de la agricultura a España.

LEYENDAS DE LA SEMANA SANTA. Junto al investigador Fermín Mayorga repasamos algunos de los mitos que todavía se mantienen durante la festividad de Semana Santa. Muchos de ellos discutidos en los Evangelios, al igual que debatimos sobre si esta festividad que es Interés Turístico Internacional no está de capa caída debido a la pérdida de fe en muchos casos. Desde quién pudo ser Jesús, pasando por la crucifixión y la última cena, hasta llegar a María Magdalena.

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¿Cuándo se produjo el salto evolutivo? ¿Cuándo saltó esa chispa que sacó a aquellos primeros humanos de la oscuridad? Los expertos no han podido determinarlo aún pero las últimas teorías e investigaciones de los últimos años son fascinantes. No sé si estamos muy cerca de descubrirlo pero sí que podemos a aventurarnos en muchas conjeturas e hipótesis que son dignas de debate. Pero, lo que sí podemos tener claro es que aquellos primeros seres primitivos sí tenían un rasgo de inteligencia, un instinto racional, percepciones, pensamientos,… sino, ¿cómo plasmaron todo ese saber en las paredes de las cuevas? Las cuestiones ya no sólo nos llevan al cómo, sino al por qué, el cuándo. Es el mayor reto de la antropología y también del conocimiento de la vida humana. Es el gran enigma. Y eso nos lleva al interior de una oscura y profunda Caverna.

Si en este programa nos basamos en el famoso “Mito de la Caverna” de Platón, donde el filósofo plasmó la lucha entre los ideales del hombre, la luz de su conocimiento pero también la eterna lucha contra las tinieblas, todo nos lleva ahí; a la oscuridad. Lo curioso es que, hoy en día, con todo lo que vemos, estar acostumbrados al terror y a la oscuridad humana como vemos muchas veces en los informativos, ¿cuántas personas se han atrevido a entrar solas en una caverna iluminados con una luz ya sea de un mechero o una linterna? Les sorprendería que son pocas las personas que aguantan. Ahí está el reto que nos plantean estos lugares tan asociados con nuestra psique y con nuestro conocimiento. Imaginaos hace miles de años el equilibrio mental que debían tener muchos de esos ancestros nuestros, y también la formación física porque muchas de esas cuevas están en cavidades con accesos imposibles. En muchas de esas cuevas se ha adentrado el periodista e investigador Juan Gómez. Un buscador de historias insólitas, un explorador de lo desconocido, que se ha recorrido varios lugares del mundo buscando esos lugares de iniciación que ha plasmado en un libro que se ha llevado la Tercera Edición del Premio Enigmas (“Las Cuevas y sus Misterios”). También dedicado durante mucho tiempo a los medios de comunicación, con un programa de radio que se llama “Nueva Dimensión”, y varias colaboraciones en TV, éste ha sido su segundo libro después de publicar Cantabria Incógnita y Misteriosa

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El autor Juan Gómez, dedicado desde hace muchos años a los medios de comunicación de cualquier tipo. // Fuente: cadenaser.com

José Manuel Gracía Bautista (prologuista del libro) cuenta en un párrafo de ese prólogo algo interesante: “Más allá de su significado cotidiano, más allá de todo lo que pudieran transmitir dentro de su simpleza había algo más, un fondo ritual, un fondo mágico, eterno, que más allá de la vida, que más allá de la Historia, dejara un mensaje por descifrar, un sentimiento plasmado en la roca o, simplemente, una aspiración”. Jose Manuel se refiere a as pinturas rupestres, cuyo libro no se centra expresamente en ellas pero ese 20% podemos decir que le dedica Juan a su análisis da en la clave del propósito inicial de una cueva. También es verdad, (como le dije), que el vivir en Cantabria y estar rodeado de algunas de las cuevas más antiguas de la historia hace también que el paso a realizar este trabajo no sean tan difícil. Pero es más, en nuestra Península tenemos cuevas con pinturas en muchos lugares. Mismamente en nuestra comunidad Extremeña con la cueva de Maltravieso (Cáceres). Pero la región de Cantabria es un terreno de estudio en este aspecto, solo Altamira, La Cueva del Castillo, o la Cueva de la Pasiega tenemos tres ejemplos importantes aunque esas tres sean solo las más famosas.

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La famosa de pared de las manos en la Cueva del Castillo. El mismo Juan Gómez cuenta en su libro cómo le impresionaron esas huellas y cómo dejó su mano en una de ellas usando quizá los mismo materiales con las que se impregnaron.
-         Juan dedica varios apartados en su libro a algunas cuevas milagrosas, otras malditas e incluso algunas sumergidas. Todos esos lugares los vais a encontrar en este libro de Ed. Luciérnaga. Juan Gómez acierta en todo en este libro, pero lo que más llama la atención es su Introducción, y en este caso, el autor titula esa Introducción como LA LUZ AL FINAL DEL TÚNEL. Nos cuenta el comienzo de un nacimiento, la imagen de un pequeño niño/a que está todavía en ese útero materno con sus ojos cerrados, sintiendo los sonidos del exterior seguramente y reaccionando a ello. Es otro gran misterio de la naturaleza humana, la preparación de ese pequeño bebé para llegar a este nuevo mundo, criándose en un ambiente oscuro pero que cuando nace decimos la expresión “ha venido a la luz”, y lo mismo decimos al contrario; cuando una persona fallece, va hacia esa luz, la que es eterna. Pues bien, ese paralelismo, esa comparación con el momento de llegar a la vida es tratada en ese primer apartado del libro por Juan Gómez.

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Cueva de Maltravieso en Cáceres, otro de los ejemplos extraordinarios del legado primitivo de la inteligencia que pudo haber hace cientos de miles de años. // Fuente: redextremadura.com



Las cuevas como lugares de nacimiento de mitos como ocurre en la Antigua Grecia, también como fines ritualísticos, porque si Juan nos ha mencionado a los masones, quién sabe si hace miles de años, aquellos primeros grupos, sociedades de homínidos tan antiguos procedían a rituales similares. Lo que sí está claro es que la cueva era ese proceso final de metamorfosis para el neófito y su pertenencia final al grupo. La Cueva de Yedra en Villarrubia de Santiago (pleno corazón de Toledo) y La Cueva del Olvido en Burgos son dos ejemplos que nos expone el autor en este apartado dedicado a los “rituales y sociedades secretas en las cuevas”. Pero a la hora de hablar de esa conexión masónica de las cuevas hablamos de esa muerte y nacimiento a la vez, como parte del proceso para pertenecer a ese misterioso grupo. Pero también, lugares de enterramiento, de paso hacia ese otro lado. Hay muchos enterramientos en cuevas españolas, por ejemplo en La Rioja con la cueva Lóbrega y la del Tejón (Juan Gómez os da más datos en el libro), así que, tenían esa doble función: como camposanto, y como santuario para oficiar un rito (¿el germen quizá de las primeras ermitas e iglesias?). Multitud de usos les hemos dado, pero ¿por qué las escogimos? 

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Cueva de Nerja, en plena Costa del Sol.
     


¿Cómo se produce ese gran impulso de nuestra inteligencia? ¿ese gran evento? Cantidad de teorías muy discutidas desde el siglo XIX con un Marcelino Sainz de Sautuola (el descubridor de Altamira) como principal testigo y defensor de aquellos que decían que el hombre prehistórico no podía tener ningún tipo de habilidad ni la sensibilidad para crear aquellas pinturas tan refinadas, por eso en un principio le echaron la culpa a Marcelino de haberlas creado. Ahora las ideas de cómo se inició aquella luz del arte primitivo, apunta a los Neandertales. Un misterio de más de 40 mil años.

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Marcelino Sainz de Sautuola: uno de los que más investigó y luchó por demostrar que la inteligencia humana ya comenzó reflejándose en las pinturas rupestres.

Aquellos habitantes vieron algo más trascendente de la simple piedra, y esa percepción quizá ellos consiguieron despertarla y en cambio en nosotros, acabó dormida. El debate sobre el origen de la inteligencia humana se viene produciendo desde finales del siglo XIX. Por entonces, la idea de que hubiera otras especies de homínidos distintos a nosotros era rechazada; hasta que se encuentran unos restos humanos muy extraños en Dusseldorf  en el año 1856. Aquellos restos no tenían la morfología de ningún resto humano conocido, su cráneo presentaba características inusuales de frente retraída, ancha y larga. Los descubridores de este hallazgo, Hermann Schaaffhausen y Franz Mayer, habían hallado los restos de aquel primer hombre de Neandertal. Pero claro, por entonces las capacidades científicas de aquellos hombres no acertaron con el pronóstico científico y calificaron a aquel descubrimiento como como un antiguo cosaco ruso, un antiguo soldado que cruzó parte de Rusia y Europa en busca de Napoleón, y que acabó pereciendo allí. Suena hilarante, ¿verdad? (la misma impresión me llevé yo al leer esto en las líneas del libro de Juan Gómez). Esos dos anatomistas llegaron a aquella conclusión debido a la condición física pero, con el paso del tiempo, se demostró que aquello pertenecía a esa versión primigenia de un Homo sapiens, pero cuyo código genético, parece ser, está muy presente en nosotros. Aquí tenemos un tema interesante: la hibridación. ¿Fuimos producto de una hibridación con Neandertales? Esta pregunta hubiera sido motivo de burla, de echarse las manos a la cabeza e incluso de condenar a la hoguera al que la promulgara. 

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El legado neandertal no solo está presente en nuestro aspecto físico, sino también en ciertas capacidades mentales y patologías.


Quién nos iba a decir que esa herencia Neandertal se encontrara en nuestros ojos, en nuestra piel, color de pelo, e incluso en la personalidad ¿Y esto cómo no lo hemos sabido antes? Ahí está la pregunta peligrosa pero a la vez polémica que nos lleva a esas teorías del gran evento comentado anteriormente, pero también nos lleve a pensar que fueron víctimas de otras especies que los cazaron, que los persiguieron, o simplemente, no sobrevivieron, pero dejaron su herencia y legado en el nuevo humano que iba a reinar aquel viejo mundo: el sapiens. Los Neandertales pudieron tener ya esa capacidad cognitiva que les llevara a pintar en las cuevas (las dataciones son la pista para pensar en esto), pero ¿por qué esto no se confirma públicamente? ¿por qué nos siguen describiendo al Neandertal como un ser salvaje y sin esa capacidad cognitiva?
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Con este curioso mapa podemos especular dónde se pudo producir la hibridación y evolución de nuestra especie.

Marcelino Sainz de Sautuola se tropezó con aquellos que aseguraban que el hombre prehistórico no podía tener ningún tipo de habilidad ni la sensibilidad para crear pinturas tan refinadas. Ahí ha estado el gran debate traído desde el siglo XIX. Pero claro, llamamos primitivos a esos hombres cuando estudios han demostrado que pudieron tener conocimientos astronómicos. Que todos esos bisontes que pueblan las paredes de muchas cuevas (sobre todo en Altamira) fueran representaciones de constelaciones, perfectamente señaladas con el dibujo de esos animales.

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La teoría de que las pinturas de animales fuesen representaciones de constelaciones no deja de ser magnífica por el simple hecho de cómo pudieron plasmarlo en las paredes con tanta precisión.
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Y el material con que las hacían también es fascinante. De hecho, hay que quitar de la cabeza el uso de la sangre para realizarlas (algo que con el pasar del tiempo no se hubiese conservado). Ese óxido de hierro era el elemento principal y es con el que más han perdurado esas representaciones.

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Interesante esta comparación de cómo usamos ahora el óxido de hierro para nuestras monedas o dinero y cómo se usaba antes. El óxido de hierro siempre ha estado muy presente en nosotros.

Y nos centramos un poco en La Cueva del Castillo, es uno de los lugares que gracias al libro de Juan Gómez podemos conocer mejor gracias a su libro. Esa elevación caliza de forma cónica esconde en su interior un intrincado laberinto de cuevas frecuentadas por el hombre durante al menos los últimos 150 mil años, y de ellas destaca la de El Castillo, descubierta en el año 1903 por Hermilio Alcalde del Río. Dentro de ella hay una gran bóveda como si fuera la enorme entrada de una iglesia prehistórica, y es una cueva muy visitada por adultos y jóvenes que puede ser perfectamente transitada una vez pasas por esa puerta de su entrada te adentras en un misterioso entramado lleno de marcas, signos, animales y seres antropomorfos. El autor dedica un capítulo entero de esta cueva cántabra recorriendo cada recoveco y misterio que nos esconde. Hoy en día, junto a Altamira, es una de las más visitadas y puede ser transitada incluso por familias enteras gracias a su buena disposición geológica y bien preparada para los curiosos y turistas que quieran darse de bruces con el verdadero misterio de nuestro origen.

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Pasadizos como este, con pinturas, símbolos y cantidad de animales se reflejan en las enormes paredes de la cueva de El Castillo en pleno corazón de Cantabria.
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Quizás esa teoría del Homo Espiritualis sí se pudiera aplicar a los seres antropomorfos (la teoría nos cuenta que esos animales y seres extraños plasmados en las paredes cavernarias fueran objeto de las alucinaciones por ingesta de hongos y otras sustancias), por buscar quizá esa explicación racional a los seres antropomorfos que están en muchas de las cuevas del mundo y donde las más llamativas quizás estén en Tassili o en la cueva de Kimberley (Australia), pero en Altamira también las encontramos, o esas cuatro cabezas almendradas y con grandes ojos que se encuentran en la caverna de Marsoulas, en los Pirineos. Al igual que desconcertante es esa figura con cuernos que encontramos en la cueva cántabra de La Pasiega. Todas estas figuras tan extrañas y sin explicación tienen ese nexo común de que están en lo más profundo de las cuevas, en la parte más complicada de acceso. Quizás las exponían ahí como sus terrores más profundos, seres quizá de pesadillas que atormentaban de forma consciente en la noche, pero también nos hace preguntarnos (si realmente dibujaban la realidad), ¿convivieron de verdad con seres así, como ese “gran dios marciano” de las cuevas de Tassili N´Ajjer en Argelia?

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"El Gran Dios Marciano", gracias a J. J. Benítez pudimos conocer más de esta enorme figura que reina las cuevas de Tassili N´Ajjer en Argelia. // Fuente: www.planetabenitez.com

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Las pinturas que guardan los Wandjinas en la cueva de Kimberley (Australia) son también fascinantes y que entran en esa supuesta teoría extraterrestre que pudo haber visitado a nuestros antepasados.

Hasta debajo del agua encontramos cuevas fascinantes, moradas iniciáticas que quizás en su momento fueron también visitadas y transitadas y que ahora por la fuerza del agua solo nos queda como lugares donde los más valientes pueden acudir a ellas con equipo de buceo a esas entradas a otro mundo donde el agua es el principal protagonista. Todas esas cuevas y teorías sobre la evolución y misterios de la inteligencia humana se encuentra en ese libro de Juan Gómez cuyo III Premio Enigmas ha sido merecido, porque el misterio continúa y las respuestas todavía se encuentran en la oscuridad de las cavernas.

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