LA SERRANA DE LA VERA

No conocemos si existió en realidad o no. Pero lo que sí sabemos es que la Serrana de la Vera se ha convertido en uno de los mitos más extendidos de Extremadura, llegando incluso a otros rincones de España. Otra certeza es la antigüedad de la tradición, que se podría situar de forma oral en el siglo XVI; y de manera escrita, a principios del siglo XVIII.




Casi todos los especialistas parecen coincidir en que el punto neurálgico de esta leyenda es la comarca de La Vera, al noreste de Extremadura, y más concretamente en las localidades de Garganta la Olla y Piornal. Piornal es la localidad situada a más altura de Extremadura, a unos 1.175 metros sobre el nivel del mar y es la frontera natural entre La Vera y el Valle del Jerte. En estas villas existen incluso unas cuevas en las que, se cree, vivió esta mujer legendaria. De hecho, en Garganta la Olla existe una estatua que representa a esta siniestra amazona. Hay quien ve a este personaje un personaje histórico y le atribuye identidad concreta, época, familia y casa. Otros estudiosos piensan que todo es fruto de una apasionada tradición popular.

Pero, ¿quién fue en verdad la Serrana de la Vera? Hay dos variantes. La primera, nos habla de una hermosa mujer, con apariencia de cazadora o amazona, una bandolera al uso, cuya larga cabellera le llegaba hasta los pies. A veces la encontramos con el pelo suelto y en otras ocasiones, trenzado. Su falda corta deja a la vista unas atractivas y fuertes piernas y entre sus manos suele custodiar un arma, ya sea un arco con flechas, una honda o una escopeta.

La segunda descripción es algo más desconcertante: nos la presenta como un ser mitad yegua, mitad mujer, nacida de una relación antinatural entre un pastor y una yegua. En este caso nos encontramos a un ser legendario con poderes sobrenaturales. Su fuerza, dicen, eran mayor a la de diez fornidos hombres; y su cuerpo es voluminoso, y en ocasiones gigantesco.

Esta idea de una gigante parece coincidir con determinadas tradiciones en estos dos pueblos. En Piornal existe una enorme piedra en un paraje a las afueras que, según la leyenda, fue arrojada por la Serrana de la Vera con el solo impulso de sus manos. Y en Garganta la Olla se puede apreciar una enorme huella, parecida a la de un pie de grandes dimensiones, que aseguran que fue marcada por la enigmática mujer-caballo.

¿Cuál fue la historia de este ser enigmático? En lo que respecta a la Serrana de la Vera como mujer, dice la memoria popular que fue traicionada por su pareja. Algunos apuntan que fue abandonada en el altar el día de su boda o que su marido le fue infiel. El caso es que a lo largo de su vida sufrió uno o varios desengaños amorosos, lo que le llevó a abandonar su hogar y ocultarse en el monte, convirtiéndose en una hábil salteadora de caminos. De esa forma, se vengaba de los hombres, que tanto le habían hecho sufrir.

Vista del pueblo de Garganta La Olla desde el mirador donde se encuentra la estatua de la Serrana.

Sus ataques se producían casi siempre en noches de luna llena y las víctimas solían ser pastores, leñadores o soldados. Al penetrar en sus dominios, la Serrana los seducía con su enorme atractivo. Los llevaba a su cueva y, tras una cena preparada con animales cazados por ella, la mujer mantenía sexo con el varón. Incluso se decía que la Serrana mitad mujer, mitad yegua, alimentaba al ingenuo hombre a base de huesos de anteriores víctimas y servidas en la cuenca de un cráneo. Tras el encuentro amoroso, la Serrana de la Vera los mataba y ocultaba los restos en el interior de la cueva.

En cuanto al final de este mito femenino extremeño, hay varias versiones. Una de ellas es la que narra que el último de los hombres seducidos por la Serrana logró huir ya que la mujer quedó profundamente dormida tras el acto sexual. En ese momento, aprovechó para escapar tras descubrir en la cueva numerosos cadáveres. El hombre huyó y alertó a la población de lo sucedido. Desde ese momento, existen varias interpretaciones a su vez. La primera, que la Serrana se suicida antes de que lleguen las autoridades; la segunda, que fue apresada y ajusticiada en la horca. La tercera versión, más aterradora, y que entronca con el mito sobrenatural, afirma que la mítica mujer de extrañas facultades aún vaga por las sierras de la Vera, esperando el encuentro con un hombre para cumplir su cometido.

Hay que destacar la gran importancia que ha tenido la Serrana de la Vera en el imaginario popular. No en vano, ha sido protagonista de muchas obras literarias aunque su personaje ha sido transformado, conservando poco con el original. Lope de Vega, el llamado Fénix de los ingenios, escribió una obra de teatro, La Serrana de la Vera o de Plasencia, en la que la mujer adquiere el nombre de Leonarda, pertenece a una familia noble, comete sus famosos crímenes por un desengaño amoroso, es apresada por la justicia, pide perdón y se reincorpora a la sociedad.

Luis Vélez de Guevara escribe otra obra de teatro sobre la historia de esta mujer extremeña. Además de estas dos obras simbólicas sobre la vida de esta fascinante mujer, existen otros trabajos como el drama homónimo de José de Valdivieso, la novela Doña Bárbara de Rómulo Gallego, los poemas escénicos de Eduardo Marquina, los artículos literarios de Felipe Jiménez Vasco o los artículos de investigación de Julio Caro Baroja.

¿Por qué nació un mito como éste? Los antropólogos apuntan al origen de la Serrana de la Vera como representación del modelo femenino de la divinidad de los montes, a la manera de guardiana o protectora de los bosques, de la naturaleza. En su aspecto físico encontramos elementos como la belleza; y en el personal, su afición a la caza, que la entronca con divinidades mitológicas como Artemisa o Diana. Hay similitudes también entre la Serrana y la Mari vasca puesto que ambas habitan en cuevas perdidas entre montañas. No sabemos si fue un personaje real o fruto de la mitología pero lo que está claro es que los romances en torno a la figura de la Serrana de la Vera continúan cantándose en diversas localidades del norte de la provincia de Cáceres.


 
Leyenda de la Serrana escrita en un romance colocado a los pies de su estatua.






 

0 comentarios:

Publicar un comentario